Los mercados, las agencias calificadoras, analistas e inversionistas han manifestado su preocupación creciente por la falta de un plan de negocios adecuado y convincente para Pemex y por la dirección que ha tomado el sector energético.
En México, la administración anterior llevó a cabo cambios profundos para que Pemex se convirtiera en una empresa productiva con características más similares a las del sector privado. Una característica muy importante de una empresa así es que no tenga apoyo financiero explícito del gobierno y que con sus propios recursos pueda competir en su país y en el mundo. Pemex es una empresa grande en tamaño, muy compleja en su administración y actualmente atraviesa serias dificultades financieras, ya que por diversas circunstancias ha llegado a una situación en la que tiene más pasivos que activos y pierde dinero en su operación.
Para que Pemex se convierta en una ‘empresa productiva del estado’, entonces no solo es necesario que esté adecuadamente capitalizada y que se le disminuya su carga fiscal, sino sobre todo que mejore su capacidad de gestión para enfocar sus recursos limitados a los proyectos y actividades más rentables (e.g. alianzas estratégicas o ‘farmouts’).
En el mundo, especialmente en los mercados financieros, se asocia una buena capacidad de gestión a un gobierno corporativo sólido con profesionales de reconocido prestigio en los negocios en general y en el sector de la empresa en particular. Lo que los mercados, analistas, agencias calificadoras e inversionistas están diciendo a coro es que la dirección que se percibe se quiere dar a Pemex va en el sentido contrario a la productividad y rentabilidad de la empresa, con apuestas de dudosa rentabilidad, como la inversión en refinerías, y con el debilitamiento de su gobierno corporativo en la nueva propuesta de Ley que se discute actualmente en el Congreso.
CON INFORMACIÓN DEL REPORTE DE PERSPECTIVAS ECONÓMICAS IMEF FEBRERO 2019.